En una sociedad donde las prisas y las obligaciones consumen todo nuestro tiempo y nos hacen ir de un lado para otro sin parar, le llegada de la enfermedad de Alzheimer irrumpe rompiendo nuestros esquemas y estructuras. El cuidador principal se ve empujado a modificar su vida imponiéndose a si mismo una serie de obligaciones añadidas que le separan de su actividad habitual, en muchas ocasiones de su trabajo, sus amigos y hasta del resto de la familia.
Buscar un equilibrio entre cuidados y espacio para uno mismo crea un sentimiento de culpa que arrincona al cuidador produciendo la desconexión con su vida personal, arrojándole en manos de la enfermedad que padece su familiar y que puede llegar a convertirle en otro enfermo mas. Recordamos que la enfermedad de Alzheimer es llamada la "Enfermedad de los dos pacientes".
Sabemos que es difícil hacerlo solos y que en muchas ocasiones es necesaria la intervención del resto de la familia y de profesionales cualificados que nos ayuden en el día a día y sobre todo que nos procuren ese tiempo para nuestro cuidado personal y ¿por qué no? tiempo para nuestro ocio, tiempo para encontrarnos con nosotros mismos, tiempo para recuperar fuerzas y tiempo para compartir con nuestros seres queridos o con amigos a los que hace tiempo que no vemos. Pero para ello tenemos que aprender a pedir ayuda y a repartir las obligaciones que creemos solo nuestras con el resto de miembros de la familia.
Planifica aquellas actividades que te hacen sentir bien, y permítete disfrutarlas dejando al lado por un momento la enfermedad y todo lo que ésta conlleva, tu cuerpo y tu mente necesitan estos momentos para recuperarse y poder seguir cuidando sin descuidarte. Tú también te mereces tu propio espacio, no te sientas culpable por ello "la culpa no ayuda a sentirse mejor", si tu consigues estar bien, los que te rodean lo notarán creando una nueva corriente de energía positiva que sin lugar a dudas ayudará a mejorar la situación.
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